"También
en la Iglesia hay quienes, en lugar de servir, de pensar en los demás,
se sirven de la Iglesia: los trepadores, los apegados al dinero. Y
cuántos sacerdotes, obispos hemos visto así. Es triste decirlo ¿no? La
radicalidad del Evangelio, la llamada de Jesucristo: servir, estar al
servicio de, no detenerse, ir más allá, olvidándose de sí mismos. Y la
comodidad del estatus: he logrado un estatus y vivo cómodamente sin
honestidad, como esos fariseos, de los que habla Jesús, que se paseaban
en las plazas, haciéndose ver por los demás". "Sin embargo, cuando la
Iglesia es tibia, ensimismada, incluso con afán de negocios sin
escrúpulos, no se puede decir que es una Iglesia que ministra, que está
al servicio, sino que se sirve de los demás. Que el Señor nos de la
gracia que dio a Pablo, ese punto de honor de ir adelante siempre,
renunciando a las comodidades tantas veces, y que nos salve de las
tentaciones, de estas tentaciones que en el fondo son tentaciones de una
doble vida: me hago ver como ministro, como el que sirve, pero en el
fondo me sirvo de los demás". 6/11/2015. Sta. Marta. RV.
"Hay
dos caminos en la vida: el camino de la exclusión de las personas de
nuestra comunidad y el camino de la inclusión. El primero puede ser
pequeño, pero es la raíz de todas las guerras: todas las calamidades,
todas las guerras, comienzan con una exclusión. Se excluye de la
comunidad internacional, pero también de las familias, entre amigos,
cuántas peleas... Y el camino que nos hace ver Jesús y que nos enseña
Jesús es otro, es lo contrario: incluir". "Pensemos un poco y al menos,
¡al menos!, en nuestra pequeñez hagamos lo propio, no juzguemos jamás:
'Pero este hace así...'. Dios sabe: es su vida, pero no lo excluyo de mi
corazón, de mi oración, de mi saludo, de mi sonrisa, y si la ocasión se
presenta le digo una linda palabra. Jamás excluir". 5/11/2015. Sta. Marta. RV.
"La
familia es un gran gimnasio para entrenar al don y al perdón recíproco,
sin el cual ningún amor puede ser duradero. Sin donarse, sin
perdonarse, el amor no permanece, no dura. Lo que se nos pide es sanar
inmediatamente las heridas que nos hacemos, retejer inmediatamente los
hilos que rompemos en la familia. Si esperamos demasiado, todo se hace
más difícil. Y hay un secreto simple para sanar las heridas y para
disolver las acusaciones. Y es este: no dejar que termine el día sin
pedirse perdón, sin hacer la paz entre el marido y la mujer, entre
padres e hijos, entre hermanos y hermanas... ¡entre nuera y suegra! Si
aprendemos a pedirnos inmediatamente perdón y a darnos el perdón
recíproco, sanan las heridas, el matrimonio se robustece, y la familia
se transforma en una casa más sólida, que resiste a los choques de
nuestras pequeñas y grandes maldades. Y para esto no es necesario hacer
un gran discurso, sino que es suficiente una caricia, una caricia y ha
terminado todo y se recomienza, pero no terminar el día en guerra
¿entienden?". 4/11/2015. Catequesis en Audiencia General. RV.
(*)
Reflexiones del Papa Francisco. Síntesis semanal, en base a extractos
textuales. Producido por María Cristina Camacho de Armas para su
difusión en: camachodearmas@gmail.com
|
APJESA, asociación sindical que agrupa al personal con funciones directivas y de supervisión de Salta. Alcanza a todos los cargos jerarquicos cualquiera sea el carácter de designación. Comprende a todos los niveles y modalidades del Sistema, permite la adhesión de docentes aspirantes a cargos directivos para su capacitación y apoyo en ascensos, concursos etc.
martes, 10 de noviembre de 2015
Reflexiones de Francisco en 1ra. Semana de Noviembre de 2015(*)
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