viernes, 3 de junio de 2011

EL BULLYING REQUIERE UNA MAYOR ATENCION

Prevenir y afrontar la violencia en las escuelas es una tarea de la comunidad escolar en su conjunto. Es por ello que es necesario liderar acciones que permitan evitar y solucionar situaciones de bullying en la escuela.
El bullying es sólo un tipo de agresión dentro de muchas otras que existen en la escuela. Empleamos el término bullying  en la escuela para connotar un comportamiento agresivo o el acto intencional de hacer daño a otro que se lleva a cabo de forma constante durante un período de tiempo y en el cual existe una relación interpersonal caracterizada por una asimetría de poder.
Para que un acto de agresión sea una expresión de bullying se requiere que la agresión se sostenga en el tiempo y que entre los involucrados (víctima/agresor) haya una diferencia de poder. Un acto eventual y único, por muy brutal que sea no es bullying. Tampoco lo es por cierto, una pelea entre compañeros de igual fuerza y poder o una escaramuza entre pandillas o grupos.
El hostigamiento, el acoso y la intimidación tiene que ser permanente en el tiempo y como tal puede utilizar diversos soportes para ejercerse, los cuales, en la mayoría de los casos, suelen entremezclarse:
  • soporte físico (golpes, empujones, robos);
  • soporte verbal (insultos, amenazas);
  • soporte relacional o indirecto (exclusión social, rumores) y,
  • el soporte digital (agresiones vía web, celulares, etc.).
Las múltiples investigaciones existentes muestran que el bullying es un problema real y grave en las escuelas; independientemente de los países, del tamaño de los establecimientos, de la diversidad cultural, del nivel socio-económico de los estudiantes o de la dependencia educacional de los colegios. Es un problema transversal en la escuela de nuestros tiempos. Las estadísticas indican que la edad más frecuente de que aparezca bullying es entre los 7 y 17 años. El hostigamiento la mayoría de las veces es rápido y oculto, generalmente actúa cuando los adultos no están presentes: en el recreo, en el pasillo, en el baño, por internet, por teléfono, enviándole mensajes, etc.

Las consecuencias en la víctima del bullying pueden ser tanto físicas como psicológicas y en muchos casos, pueden ser permanentes en el tiempo. Algunas investigaciones refieren desde daño físico como moretones, pérdidas en el patrimonio personal de los estudiantes, hasta severas consecuencias en la salud mental a futuro, como depresiones severas, trastornos de ansiedad y/o estrés post traumático, e incluso el suicidio.

El bullying también llamado acoso escolar es una especie de tortura, metódica y sistemática, en la que el agresor sume a la víctima, a menudo con el silencio, la indiferencia o la complicidad de otros compañeros.

El objetivo de la práctica del acoso escolar es intimidar, apocar, y consumir, emocional e intelectualmente, a la víctima, con vistas a obtener algún resultado favorable para quienes acosan o satisfacer una necesidad imperiosa de dominar, someter, agredir y destruir a los demás. En ocasiones, el hostigador busca obtener el reconocimiento y la atención de los demás, de los que carece, llegando a aprender un modelo de relación basado en la exclusión y el menosprecio de otros.

Con mucha frecuencia el niño o niña que acosa a otro compañero suele estar rodeado muy rápidamente de una banda o grupo de acosadores que se suman de manera unánime al comportamiento de hostigamiento contra la víctima. Ello es debido a la falta de una autoridad exterior (por ejemplo, un profesor, un familiar, etc.) que imponga límites a este tipo de conductas, proyectando el acosador principal una imagen de líder sobre el resto de sus iguales seguidores.

"El acoso escolar entre alumnos es una epidemia silenciosa. En casos extremos, puede derivar incluso en la muerte tanto del chico hostigado como del hostigador", dijo a LA NACION el investigador Jorge Srabstein, director de la Clínica de Problemas Médicos Asociados con la Intimidación Escolar del Centro Médico Nacional Infantil de Washington. Advierte, así, sobre una forma de violencia que incide a su vez en el rendimiento escolar pues provoca ausentismo, bajas notas y abandono de la escuela.
El especialista argentino indicó que no hay cifras en nuestro país sobre este problema, conocido en el mundo con el nombre de bullying . Pero dijo que si se extrapolan estadísticas preliminares de los Estados Unidos, el 15% de los adolescentes de 11 a 17 años participaría en el acoso escolar, como víctimas o victimarios, al menos una vez por semana. El 10% de ellos estaría ausente de la escuela la mitad del tiempo de clase y el 7% tendría notas muy bajas.


Cada año alrededor de 16 niños (en Gran Bretana) cometen suicidio atribuible al bullying, y 19.000 alumnos lo intentan. Generalmente se trata de adolescentes, pero los comportamientos de acoso escolar generalmente comienzan antes y pueden convertirse en situaciones arraigadas.

En Salta las cifras de violencia escolar también son alarmantes, problemas que nos demandan mejorar la calidad de convivencia y formación socioafectiva de los estudiantes. Si queremos mejorar estas estadísticas es necesaria nuestra intervención temprana. El bullying ocurre en todos los colegios y en muchos casos sus efectos son serios y de larga duración.

Hay investigaciones que demuestran que el abordar este problema en forma proactiva, como por ejemplo celebrando la semana anti-bullying, puede reducir en forma significativa los incidentes.

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