En menos de una semana, sin inversión en publicidad, sus números son espectaculares: 158.455 descargas, 1.488.220 reproducciones en web, 436 proyecciones en todo el mundo, 46.726 fans en Facebook 4.257 seguidores en Twitter.
Un detalle: el
documental no usa licencia copyright, sino licencia Creative Commons. Cualquier persona tiene derecho a copiar
la obra, a modificarla y a difundirla cómo quiera. Además, el documental ha
sido elaborado de una forma colaborativa: fue financiado colectivamente gracias a 706 co-productores. Los
subtítulos también han sido hechos de forma colaborativa. Cualquier persona
puede traducir el documental a cualquier idioma.
El documental ha hecho “más de 90 entrevistas a
educadores, académicos, profesionales, autores, madres y padres; un recorrido
por 8 países de Iberoamérica (Argentina, Uruguay, Chile, Perú, Ecuador,
Colombia, México, Guatemala y España) pasando por 45 experiencias
educativas no convencionales”. Y realmente, no deja indiferente a nadie. El
documental critica con dureza una educación que “no considera la naturaleza del
aprendizaje, la libertad de elección o la importancia que tienen el amor y los
vínculos humanos en el desarrollo individual y colectivo”. Y muestra prototipos
educativos que ya están funcionando, nuevos imaginarios replicables para esta
nueva era en red.
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